importancia de la formación en las empresas

Por qué es tan importante la formación de los empleados

La formación en ocasiones se asocia a una pérdida de tiempo incluso como una formalidad por parte de la empresa. Pero la importancia de la formación en las empresas reside en invertir en conocimiento para que un trabajador sepa desenvolverse en su puesto, lo cual es positivo tanto para él como para el resto de la plantilla. El aprendizaje específico en un área es una inversión para que todos los miembros puedan desempeñar sus tareas de manera más rápida y efectiva. ¿Hablamos de la formación de los empleados?

 

Qué propósito tiene la formación para empleados en las empresas

 

Ni las empresas ni los trabajadores deberían mirar con recelo la formación, al revés, es un medio para adaptarse a los nuevos tiempos. Un empleado con una buena preparación no tendrá necesidad de buscar otro empleo fuera de su compañía. Si una persona trabajadora siente ambición buscará fuera de su entorno laboral otros horizontes, sin embargo, con la formación, la empresa tiene una gran oportunidad de retener el talento.

 

Adquirir nuevas destrezas, mejorar y potenciar que cada empleado avance en su carrera es el objetivo de una buena formación. El conocimiento implica tiempo, pero con una buena organización y una dinámica amena y profesional, acudir a ese curso o realizarlo online será algo más que un trámite, se convertirá en ganas de interiorizar lo aprendido y sacar provecho de ello.

 

La cultura de la formación debe ser interiorizada por la empresa en primer lugar, para que así sea mucho más sencillo que todos los miembros lo vean como una gran oportunidad, porque de eso se trata, de una oportunidad valiosa. Buscar flexibilidad, participación y formación colaborativa hará mucho más ameno este proceso, es decir, aprender juntos para luego trabajar en equipo.

 

Formación para los empleados, una forma de incrementar la productividad

 

Las nuevas formaciones llevan en sus programas una serie de puntos relacionados con las habilidades y comportamientos, lo que significa que se trata de temarios más específicos, lo que permite que los trabajadores aprovechen mejor su formación. La importancia de la formación de los empleados tiene su traducción en el incremento de la productividad, ya que aumenta su motivación, genera confianza en la propia empresa, despierta un sentimiento de adhesión y pertenencia y evita la sensación de estancamiento profesional. 

 

La experiencia formativa puede ser un momento lúdico, y, además, fácil de compaginar con la vida personal si se realiza de manera online. Lo ameno no está reñido con la calidad y el aprendizaje final, sólo es un vehículo para que el conocimiento viaje hasta los trabajadores.

 

Las empresas buscan ser innovadoras, destacar entre la competencia, y esto genera una necesidad de formación. Sin nuevos conocimientos sólo se seguirán repitiendo los mismos modelos de trabajo. Con los cambios generados por la pandemia y la globalización y el uso de las nuevas tecnologías es casi una obligación para cualquier empresa sin importar al sector que pertenezca, que la formación forme parte de su estrategia empresarial. La mejor inversión que puede realizar una compañía es contar y apostar por su capital humano.

 

La formación de los empleados es una inversión para las empresas

 

En la situación actual, las empresas ponen la vista en la innovación, y ésta viene de la mano del conocimiento, lo que genera una necesidad de formación. El crecimiento implica apostar por el aprendizaje para convertirlo en riqueza en todos sus sentidos. Contar con un buen plan de formación de los empleados de la empresa no sólo mejora la imagen de marca de una empresa, sino que resulta más atractiva al exterior para futuros candidatos que vean una oportunidad de mejora continua en esa compañía.

 

¿Cómo mejorar la calidad de los servicios o los productos que ofrece una empresa? Con formación también. Y no sólo repercute en este aspecto, mejora el trato, la satisfacción y la fidelización del cliente. La rentabilidad siempre va de la mano de la calidad. Un empleado bien formado, que cuente con las habilidades y destrezas para resolver un problema, no sólo es una buena inversión, es sinónimo de un trato profesional al cliente que es una pieza clave.

 

Una plantilla bien formada es más eficaz en su trabajo. Todo lo que beneficie a la empresa, terminará repercutiendo en el trabajador, por lo que, si recibe una formación acorde con las necesidades de la organización, no sólo se sentirá más seguro en su día a día, sino que su motivación aumentará y con ella, los resultados. 

 

El coste de la formación es bajo, está subvencionada en su mayoría, y es una inversión que a medio y largo plazo beneficiará a todos. La formación a empleados tiene bonificaciones fiscales, por lo que la empresa puede adquirir cursos prácticamente a coste cero. ¿Merece la pena dar importancia a la formación? La respuesta desde GLM es un rotundo sí.

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